
El padre de ella era hermano de la madrasta de él, todos vivian en el pueblo menos él, que vivía en Madrid.
Muchos fines de semana iba a visitar a su familia, le gustaba alternar el campo y la ciudad, uno de esos días, al subir por las oscuras escaleras de la casa de un familiar, tropezó con algo, era una niña acurrucada a la que él conocía bien, la cogió en brazos, la subió a la casa y le dijo a sus padres, vuestra hijita estaba abajo, llorando, sí, dijeron, está enfadada.
Ella tenía 4 años, él, 23.
Quince años después, un bonito 12 de septiembre, se hicieron esta foto.
Ella tenía 19 años, él, 38.

En su luna de miel tal vez fueron a un sito como éste, o parecido.

Él ya no está, pero seguro que mi madre tendrá un bonito recuerdo de aquél día y de los 39 años que vivieron juntos.
Otra vez te lo dedico a ti, papá, y también a ti, mamá, no te enfades.
Lo de madrastra lo digo con todo mi cariño, esta mujer, tía de mi madre y segunda esposa de mi abuelo paterno, era una gran persona.