Otoño

Otoño
El Retiro (Madrid)

lunes, 28 de enero de 2008

ÉL

Él vivía en una ciudad cercana a Madrid, allí le conocí.
Aparcamos nuestros coches a la vez, uno al lado del otro, él iba con unos amigos y yo con mis amigas. Empezaron a hablarnos, y fuimos todos juntos a sentarnos a una terraza. Era verano, estuvimos toda la tarde.
Después nosotros dos seguimos viéndonos.
Nos divertíamos, nos sentíamos bien juntos, fuimos intimando, y me fue contando su vida.
Estaba separado, tenía dos hijas - ¡con sólo 27 años! - pero las niñas vivían con su madre en Galicia.
Recuerdo que le pregunté: ¿y no puede tener arreglo tu matrimonio?, me daba mucha pena; el contestó que era imposible: estaba totalmente roto, me dijo que su mujer le odiaba, así como suena.
Yo no lo entendía, no comprendía que dos personas que se habían casado por amor, llegaran a odiarse. Pienso que nunca debe llegarse a esto.

Le tomé cariño: era divertido, amable, cariñoso, pero creo que no estaba enamorada, ¿Qué es estar enamorada?.
Y sin embargo pensé que podría ser él con quien tuviera mi primera experiencia sexual. Y, zas, me quedé embarazada.
No sé por qué no pusimos todos los medios necesarios para evitarlo: ni él ni yo buscábamos tener un hijo, pero sucedió.
Pasamos malos momentos, me sugirió que abortara, pero yo no quise: era mi primer hijo, me entristecía pensar en perderlo, y no insistió.
Durante el embarazo, me dijo un día que lo estaba pasando muy mal porque se encontraba solo.

Me pidió que me fuera a vivir con él.

Yo no estaba segura de que nuestra relación fuera a durar, y me aterraba la idea de volver con mis padres un par de años más tarde. Por otra parte me confesó que si su mujer llegara a enterarse los problemas podrían ser enormes, sobre todo para él y sus hijas, ya que en alguna ocasión me dijo que si su "ex" se enterara de lo que había sucedido, intentaría hacerle el mayor daño posible, que sería, lógicamente, a través de las niñas. Yo le juré que por mí nunca sabrían nada, ni ella, ni nadie de su familia.
La relación "sentimental" ya estaba rota, aunque continuábamos viéndonos.

Le llamé cuando nació nuestro hijo. Le vio una sola vez, cuando el niño tenía seis meses.
Quedábamos de vez en cuando, le enseñaba fotos del niño y le contaba cómo iba creciendo.
Creo que esto también le dolía: no se detenía a mirar las fotos, las veía de pasada. Yo le entendía, siempre quiso tener un hijo varón y, en el fondo, sabía que no iba a poder disfrutar de éste, no quería encariñarse. Se puede pensar que podíamos haberlo enfocado de otra forma, pero en aquéllos momentos y con las circunstancias que nos rodeaban, pensamos que hacíamos lo mejor.
Cuando mi hijo tenía nueve meses, me puse a trabajar y allí conocí a un chico con el que empecé una relación.
Seguí viendo al padre de mi hijo, continuaba hablándole de él, enseñándole sus fotos, pero nada más.
Así estuvimos casi dos años. Un día me dijo que era mejor que dejáramos de vernos, que veía que mi relación estaba muy asentada, y que no quería interferir en ella. Yo estuve de acuerdo.
Volví a verle dos años después, cuando iba paseando, con esta nueva relación, por una playa de arena y pinos en unas vacaciones en Galicia.

Sé que no soy capaz de expresar sentimientos, que todo esto puede parecer muy frío, pero lo pasé muy mal, por él, por mí y por mi hijo.
Ahora pienso que tal vez le quería más de los que creía en aquel momento, pero ya no hay remedio.
Si se volviera a nacer...., si se tuviera una segunda oportunidad...
Nunca sabré qué hubiese sido mejor.

sábado, 19 de enero de 2008

VACACIONES EN GALICIA

No recuerdo el nombre del pueblo, era por tierras Coruñesas.

Un amigo y yo paseábamos por una playa de arena y pinos.

Nos metimos en una pequeña tasca a tomar un refrigerio.

Mi amigo fue al servicio; yo estaba en la barra del bar y notaba la mirada insistente de un hombre.

Después de un rato, un poco mosqueada volví la cabeza y me quedé mirándole, preguntándole con la mirada:
¿Qué pasa?.

Me sonrió y me dijo:
¿no me conoces?

Le miré, detenidamente, unos segundos y exclamé:
¡ostras, Manolo!, ¿qué tal?

ya ves, os vi paseando y os seguí, quería saludarte.

Era el padre de mi hijo.

Hacía dos años que no nos veíamos.

El siempre llevaba barba, excepto en esa ocasión que se la había afeitado para sanear la piel, según me dijo, razón por la que no le reconocí.

Salió mi amigo, les presente, aunque ya se conocían de "oidas", y cada uno seguimos nuestro camino.

Fue un encuentro agridulce. Nunca más volví a verlo.

De esto hace muchos años.

lunes, 14 de enero de 2008

OTRA COSA

A mí, lo que más me gusta de todo esto es meterme en vuestras "casas", leer vuestras cosas y hacer comentarios.

Me gustaría ir a más sitios, saltar de uno a otro, pero me falta tiempo. Casi siempre me limito a los 6 ó 7 que más me gustan; a veces hago alguna incursión a otros, pero sólo esporádicamente.
Lamento que Crika se haya ido, fue una de las primeras visitas que recibí y teníamos cosas en común, o al menos lugares. Pero así es la vida, unos vienen y otros van.

En fin, algo tendré que contar, aunque sea poco. Tengo algunos escritos sobre mi vida, sentimientos, pensamientos, obsesiones, pero parece que siempre me da por lo negativo, y ya me aburren tantos lamentos.

Así que contaré una anécdota de juventud que a mí me parece ¿divertida?.

Mis padres tenían un estanco y yo, a veces, estaba allí.

Él iba de vez en cuando y charlábamos, siempre con el mostrador entre los dos.
Era poeta, y muy joven. Me leía poesías que firmaba con el seudónimo "Laindelmun" (La incomprensión del mundo). ¿Por qué será que la mayoría de los poetas se sienten incomprendidos?.

En varias ocasiones me dijo que le gustaría quedar algún día fuera de allí, sin ese pedazo de madera entre los dos. Aunque a mí no me apetecía demasiado, un día le dije que sí, pero al acercarse la hora de la cita, fui incapaz de acudir, de lo tímida que era.

Al día siguiente le vi entrar muy serio, puso dos monedas de cinco pesetas encima del mostrador, me miró y me dijo:

- ¡Que te den dos duros!.

Se fue sin decir nada más y sin pedir ninguna explicación.

Si por casualidad estás por este mundo bloggero, tú sabes que me refiero a ti.

Lo siento Laindelmun, fui una estúpida, pero ni siquiera me diste la oportunidad de disculparme.

¡Quién sabe!, lo mismo podrías haber sido ahora un buen amigo.

¡Vale!, ya estoy con lamentaciones, no tengo cura...

viernes, 11 de enero de 2008

¿EXISTEN LAS MEIGAS?

No estoy muy segura de si existen las meigas, pero por si acaso, les voy a pedir unos deseos, con los que mi vida sería más feliz.

Siempre pidiendo, pero, ¿y si cuela?...

Quería pedirles:

Inteligencia y habilidad para poder comunicarme con mi hijo, para derribar esa barrera que existe entre nosotros desde que era todavía un niño.

Algo más de fuerza para no caer en el pesimismo y seguir viendo la vida como algo maravilloso que puede ser.

Paciencia y resistencia para soportar presiones y agobios familiares y laborales, que a veces me pesan como una losa, y que me ponen de los "nervios de la cabeza", y procurar tener suficiente serenidad para poder dialogar. Llevo una temporada que el trabajo está siendo especialmente duro. (Y que conste que soy funcionaria, para que luego digan).

Comprensión y tacto para cuando, a veces, algún amigo me decepciona, no tenerlo en cuenta ni tomarlo como algo personal, y a pesar de todo, quererle.

Que no me falte capacidad para amar, hasta hace poco he tenido mis dudas de ser capaz, me atormentaba pensar que realmente no amaba a nadie; quería, sí, pero de una forma algo "superficial", como si tuviera miedo a querer intensamente, y me refiero a todos los ámbitos (familiar, amistoso, amoroso...). Ahora creo que he salido de una especie de "burbuja" que seguro me había formado para protegerme, y el querer con más intensidad, me hace ser más feliz.

¿Es mucho pedir?.

Espero que todos estos deseos se vayan cumpliendo. Y si no se cumplen todos, me conformo con poder seguir disfrutando de lo que ya he conseguido.

Soy consciente de que tal vez no se precisen meigas, y sea yo misma la que pueda lograr la mayoría de ellos.

Ahora me ha dado por las fotos, aquí os presento mi "refugio" de Jerez, son esas 4 ventanitas de la parte de abajo. El patio es comunitario. ¿A que es chulo?

martes, 8 de enero de 2008

FOTO DE FAMILIA

Este post es únicamente para explicaros que en el anterior he puesto la foto de mis padres, de mi hermana y mía, que me parecía el lugar más adecuado y me apetecía ir poniendo alguna imagen.
Espero que os guste.

domingo, 6 de enero de 2008

HACE MUCHO TIEMPO...


Siempre me pareció curiosa la forma en que mis padres se conocieron, al menos la que me han contado, no sé si ésta fue la primera vez que se vieron, de todas formas no pudo ser mucho antes.
La segunda esposa de mi abuelo paterno, era hermana de mi abuelo materno, ¿está claro?.

Vivían en un pueblo de Guadalajara. Mi padre vivía en Madrid.

Como es lógico, de vez en cuando, mi padre iba al pueblo a ver a su padre.

En uno de esos viajes, mi padre hizo una visita al hermano de su madrastra (mi abuelo materno).

La casa era la típica de los pueblos castellanos: se abría con un gran portalón de madera que daba acceso a un zaguán, una rampa a la izquierda que bajaba al corral, donde había cerdos, conejos, gallinas, un gallo peleón, un burro y una cabra que topaba. Bajar era peligroso, el gallo picaba. También había una bodega, a la que años después bajábamos los críos a jugar en verano, hacía fresquito y tenía muchos recovecos.

A la derecha estaban las escaleras que subían a la vivienda. Aquel día que mi padre fue, subiendo estas escaleras a oscuras tropezó con un "bulto" que resultó ser mi madre. Se había enfadado y estaba allí acurrucada.

Mi padre le preguntó que qué le pasaba, no contestó; entonces la cogió en brazos y la subió a la casa. Mi padre tenía 22 años y mi madre 4.

Con el paso del tiempo, ya se sabe.... el roce hace el cariño y las niñas se convierten en mujeres. Y se enamoraron.

Cuando eran novios, iba a verla muy a menudo; supongo que siempre estaría la familia alrededor.

Al despedirse mi padre decía: hasta el domingo, y la mayoría de las veces iba antes. Si decía, hasta dentro de 15 días, se presentaba a la semana.

Un día se despidió diciendo: hasta la próxima. Y mi tía, que no se fiaba, dijo: si no es antes...

Esta anécdota se ha repetido hasta la saciedad en mi familia.

Y se casaron y fueron felices... Eso creo.

Ahora me voy a por los Reyes, (en mi familia vienen los últimos, nos han dicho que tenían mucho trabajo).

Hasta la próxima. Si no es antes...

miércoles, 2 de enero de 2008

YA ESTOY AQUÍ

Nunca había tenido tantas dudas para venir. Sentía como dos fuerzas, una externa y otra interna, que me tiraban hacia un lado u otro.

Una, la externa, mi familia, amigos... que me decían no te vayas, quédate, ¿qué vas a hacer allí sola?. Por otro lado mis vecinos-amigos de Jerez decían vente, Año Nuevo y Reyes siempre los pasas aquí.

La interna lo mismo, quédate, no, mejor vete, cambia de aires...

Con todas estas dudas e incertidumbres de pronto, el día 31 tomando el aperitivo con unos amigos les dije: voy a esta Agencia de al lado a ver si hay billetes. Estaba cerrada, volví al bar.

Esperar un poco, iré a otra que hay un poco más allá, si está abierta y hay billetes los sacaré, que decida el destino, qué estupidez, decidía yo, pero me parecía que así, si salía mal, no era toda mi responsabilidad.

Llegué, iban a cerrar.

Hola, quiero un billete para mañana a Jerez, la vuelta tiene que ser el día 5, había decidido estar en Madrid para Reyes.

Me sorprendió cuando dijo, sí, hay para los dos días.

Llegué a la hora de comer, cuando iba caminando hacia casa estaba feliz, aunque es invierno, el día era otoñal y cálido, me alegré de haber venido.

Entré en casa, mi vecina-amiga me había enchufado el aire para caldearme el salón, (tiene llave por si pasa algo, y porque es una "okupa" de mi congelador).

Me dijo: cuando quieras pasa (a su casa), la comida está preparada. Comimos ella, su padre, su hija y yo, me sentí como si estuviera en familia.

Después fui a mi casa a echarme la siesta, enchufé la radio (sólo música) y me puse a leer. La TV me la he vetado desde hace 4 meses. Vergüenza me da decir la clase de mis "programitas" preferidos.

Ahora estoy escribiendo esto en un cuaderno, aquí tampoco tengo el Kit, mañana iré al Ciber-Jerez.

Llaman a la puerta...

Eran mis vecinos, han hecho café, vamos a merendar. Son casi las 7 de la tarde, se me ha pasado el tiempo volando. Aunque pudiera parecer que me agobian, no es así, ya me conocen, saben que soy muy independiente y lo respetan.

Por cierto, la última cena (del año) fue mucho mejor de lo que esperaba, estuvo mi hijo, hubo armonía y acabó bien. Sólo una sombra, no estuvieron mi amiga ni su hijo, nada es completo.

Hasta mañana, me pasaré otra vez por aquí, no tengo otra cosa que hacer, pero sólo será para meterme en vuestras "casas".