Otoño

Otoño
El Retiro (Madrid)

domingo, 6 de enero de 2008

HACE MUCHO TIEMPO...


Siempre me pareció curiosa la forma en que mis padres se conocieron, al menos la que me han contado, no sé si ésta fue la primera vez que se vieron, de todas formas no pudo ser mucho antes.
La segunda esposa de mi abuelo paterno, era hermana de mi abuelo materno, ¿está claro?.

Vivían en un pueblo de Guadalajara. Mi padre vivía en Madrid.

Como es lógico, de vez en cuando, mi padre iba al pueblo a ver a su padre.

En uno de esos viajes, mi padre hizo una visita al hermano de su madrastra (mi abuelo materno).

La casa era la típica de los pueblos castellanos: se abría con un gran portalón de madera que daba acceso a un zaguán, una rampa a la izquierda que bajaba al corral, donde había cerdos, conejos, gallinas, un gallo peleón, un burro y una cabra que topaba. Bajar era peligroso, el gallo picaba. También había una bodega, a la que años después bajábamos los críos a jugar en verano, hacía fresquito y tenía muchos recovecos.

A la derecha estaban las escaleras que subían a la vivienda. Aquel día que mi padre fue, subiendo estas escaleras a oscuras tropezó con un "bulto" que resultó ser mi madre. Se había enfadado y estaba allí acurrucada.

Mi padre le preguntó que qué le pasaba, no contestó; entonces la cogió en brazos y la subió a la casa. Mi padre tenía 22 años y mi madre 4.

Con el paso del tiempo, ya se sabe.... el roce hace el cariño y las niñas se convierten en mujeres. Y se enamoraron.

Cuando eran novios, iba a verla muy a menudo; supongo que siempre estaría la familia alrededor.

Al despedirse mi padre decía: hasta el domingo, y la mayoría de las veces iba antes. Si decía, hasta dentro de 15 días, se presentaba a la semana.

Un día se despidió diciendo: hasta la próxima. Y mi tía, que no se fiaba, dijo: si no es antes...

Esta anécdota se ha repetido hasta la saciedad en mi familia.

Y se casaron y fueron felices... Eso creo.

Ahora me voy a por los Reyes, (en mi familia vienen los últimos, nos han dicho que tenían mucho trabajo).

Hasta la próxima. Si no es antes...

7 comentarios:

humo dijo...

Me encantan estas historias que se cuentan en la sobremesa (cuando la sobremesa es tranquila, y los cuñados/as no discuten por minucias y por puras ganas de pelear).
La blogosfera es como una enooooooorme mesa en la que las tertulias se entremezclan y nadie da voces.
Un placer, Irene.

Veneris dijo...

Bueno... hay otras maneras de dar voces, pero uno se puede tapar los oídos sin que le vean, jejeje

Un árbol genealógico curioso...

Máximo dijo...

Interesante. Las historias de amor están llenas de sensibilidad, pasión y emoción.
Un placer leerte

Yayo Salva dijo...

Es una historia encantadora. Que seas feliz tú también.

El Vizconde Valmont dijo...

Una bonita manera de conocerse, y algo morbosa, si me lo permites, claro que la gracia también está ahí.

Máximo dijo...

Yo tambien me equivoco ;)
Te respondo en "El adoquín"

george dijo...

Irene,
no te enfades conmigo ni te pongas celosa, si estoy tanto tiempo de fiestas... pero vez, ya estoy aqui, todavia sin post en mi blog, solo para ver lo que haces.
---imaginate que suerte tenia tu padre de conocer a tu madre tan joven, podia seguir la evolucion de la niña a adolescente a mujer con todo lo que significa esto en una chica...
que seas feliz con ellos

un beso