
Budapest me pareció precioso. Cuando íbamos llegando a Praga, pensaba que no era posible que me gustase más que la capital húngara.
Como vidente no tengo "futuro".
Praga, me hechizó.
La primera foto es del Puente de Carlos, sobre el río Moldava, es una maravilla pasear por él a cualquier hora del día, por la mañana, por la tarde y sobre todo, por la noche, tiene un ambiente bohemio, con puestos de artesanos, vendiendo sus obras, músicos amenizando el paseo y una luz tenue que te traslada a siglos pasados.
En Praga se ilumina suavemente el barroco
torturado, lejano,
La primera foto es del Puente de Carlos, sobre el río Moldava, es una maravilla pasear por él a cualquier hora del día, por la mañana, por la tarde y sobre todo, por la noche, tiene un ambiente bohemio, con puestos de artesanos, vendiendo sus obras, músicos amenizando el paseo y una luz tenue que te traslada a siglos pasados.
En Praga se ilumina suavemente el barroco
torturado, lejano,
en sus dorados tiembla una tristeza ennegrecida.
Y sobre el Puente Carlos, las estatuas
son pájaros llegados de algún planeta lejano.
"El Alba" (Nazim Hikmet)
El Callejón del Oro
Es un precioso callejón, situado en la parte norte de las murallas del Castillo, tiene 16 pequeñas casas del siglo XVI, son de varios colores, en principio las habitaban los 24 fusileros del emperador Rodolfo II. En los extremos hay torres que fueron recintos carcelarios.
Después las habitaron artesanos y orfebres.
Para entrar en algunas casitas era necesario agacharse, os podéis hacer una idea de la altura de las puertas, y sólo mido 1,62.
La casa nº 22 fue ocupada por Kafka en 1916-1917, ahora es propiedad de la Sociedad Kafka. En la actualidad, la mayoría de las casas son tiendas de souvenirs.
El viejo Cementerio Judío
Tuve la suerte de encontrar la puerta abierta, no es fácil visitarlo.
Es impresionante y caótico. Hay unas 12.000 tumbas amontonadas, con 12 capas y unas 100.000 personas enterradas. La primera pertenece al poeta y rabino Avigdor Kara (1439) y la última a Moses Beck (1787). Las lápidas son obras de arte, llevan esculpidos símbolos de la profesión o nombres de los enterrados. Este amontonamiento era debido a la falta de espacio, ya que los cristianos no querían venderles más terreno a los judíos.
Sobre las lápidas hay papelitos sujetos con pequeñas piedras. Hay varias leyendas sobre esto, a nosotros nos dijeron que se podían pedir deseos, yo puse un papelito, pero como no me acuerdo de lo que pedí, no sé si se cumplió mi deseo. ¡Qué cabeza la mía!.
Hicimos un alto en el camino, nos fuimos a la cervecería U Flekú, nos sentamos en un jardín con mesas alargadas y automáticamente, no recuerdo haberla pedido, nos sirvieron una jarra de dulce cerveza negra, hecha desde 1843 según la receta bávara, sólo la tienen aquí, era muy suave y estaba buenísima.
En Praga la gente, en general, es muy educada y elegante.
En el metro, se abrieron las puertas del vagón, entrábamos y unos chicos intentaban salir, hubo un titubeo, mi amiga iba hacia la derecha, los chicos lo mismo, se separaba a la izquierda, ellos, con una sonrisa, iban hacia el mismo lado, décimas de segundos antes de cerrar las puertas, lo logramos, ellos salieron y nosotras entramos.
Cuando el tren empezó a andar, le dije a mi amiga: cierra la cremallera de la funda del vídeo, está abierta. Fue a cerrarla y exclamó ¡Oh!, no está, me han robado.
Los chicos, en el titubeo, abrieron la cremallera y se llevaron la cámara. Eso sí, lo hicieron con una elegancia, una educación... y por supuesto, habilidad y rapidez.
Esto sucedió el último día, en ese vídeo estaba todo el viaje, mi amiga nos dijo que no hiciésemos ninguna foto, que después nos daría una copia a cada una. No tengo ni un recuerdo gráfico de este viaje, pero tengo muchos y muy buenos en la mente. Estas fotos las he tomado "prestadas" de Internet.
Tiene mil cosas más por las que merece la pena que se la visite, el famoso reloj de la Plaza de la Ciudad Vieja, el castillo, iglesias y conventos para aburrir, (en el buen sentido), ya que son verdaderas obras de arte.
A mí me quedaron muchas cosas por ver y sobre todo por saborear, mi objetivo es volver y recrearme en todas sus maravillas. Siempre es bueno tener objetivos que cumplir.
Y sobre el Puente Carlos, las estatuas
son pájaros llegados de algún planeta lejano.
"El Alba" (Nazim Hikmet)
El Callejón del Oro
Es un precioso callejón, situado en la parte norte de las murallas del Castillo, tiene 16 pequeñas casas del siglo XVI, son de varios colores, en principio las habitaban los 24 fusileros del emperador Rodolfo II. En los extremos hay torres que fueron recintos carcelarios.
Después las habitaron artesanos y orfebres.
Para entrar en algunas casitas era necesario agacharse, os podéis hacer una idea de la altura de las puertas, y sólo mido 1,62.
La casa nº 22 fue ocupada por Kafka en 1916-1917, ahora es propiedad de la Sociedad Kafka. En la actualidad, la mayoría de las casas son tiendas de souvenirs.
El viejo Cementerio Judío

Es impresionante y caótico. Hay unas 12.000 tumbas amontonadas, con 12 capas y unas 100.000 personas enterradas. La primera pertenece al poeta y rabino Avigdor Kara (1439) y la última a Moses Beck (1787). Las lápidas son obras de arte, llevan esculpidos símbolos de la profesión o nombres de los enterrados. Este amontonamiento era debido a la falta de espacio, ya que los cristianos no querían venderles más terreno a los judíos.
Sobre las lápidas hay papelitos sujetos con pequeñas piedras. Hay varias leyendas sobre esto, a nosotros nos dijeron que se podían pedir deseos, yo puse un papelito, pero como no me acuerdo de lo que pedí, no sé si se cumplió mi deseo. ¡Qué cabeza la mía!.
Hicimos un alto en el camino, nos fuimos a la cervecería U Flekú, nos sentamos en un jardín con mesas alargadas y automáticamente, no recuerdo haberla pedido, nos sirvieron una jarra de dulce cerveza negra, hecha desde 1843 según la receta bávara, sólo la tienen aquí, era muy suave y estaba buenísima.
En Praga la gente, en general, es muy educada y elegante.
En el metro, se abrieron las puertas del vagón, entrábamos y unos chicos intentaban salir, hubo un titubeo, mi amiga iba hacia la derecha, los chicos lo mismo, se separaba a la izquierda, ellos, con una sonrisa, iban hacia el mismo lado, décimas de segundos antes de cerrar las puertas, lo logramos, ellos salieron y nosotras entramos.
Cuando el tren empezó a andar, le dije a mi amiga: cierra la cremallera de la funda del vídeo, está abierta. Fue a cerrarla y exclamó ¡Oh!, no está, me han robado.
Los chicos, en el titubeo, abrieron la cremallera y se llevaron la cámara. Eso sí, lo hicieron con una elegancia, una educación... y por supuesto, habilidad y rapidez.
Esto sucedió el último día, en ese vídeo estaba todo el viaje, mi amiga nos dijo que no hiciésemos ninguna foto, que después nos daría una copia a cada una. No tengo ni un recuerdo gráfico de este viaje, pero tengo muchos y muy buenos en la mente. Estas fotos las he tomado "prestadas" de Internet.
Tiene mil cosas más por las que merece la pena que se la visite, el famoso reloj de la Plaza de la Ciudad Vieja, el castillo, iglesias y conventos para aburrir, (en el buen sentido), ya que son verdaderas obras de arte.
A mí me quedaron muchas cosas por ver y sobre todo por saborear, mi objetivo es volver y recrearme en todas sus maravillas. Siempre es bueno tener objetivos que cumplir.