Otoño

Otoño
El Retiro (Madrid)

martes, 22 de julio de 2008

INSOMNIO


Son las cinco de la mañana, no puedo dormir, llevo despierta desde las cuatro, así varios días.
Esto de tener una escayola es una pesadez, en mi larga vida jamás me rompí nada, no pensé que fuese tan... (taco al gusto).
Se me inflama la mano, parece que me va a estallar, fui un par de veces a urgencias y me dicen los "trauma" que es normal, -ajo y agua-, que procure dormir con el brazo en alto, apoyado en cojines, ¡cómo si fuera tan fácil!, si me duermo no controlo, el brazo va a su aire, tendré que poner una polea en el techo y colgarlo.

Yo y mis contradicciones, cuando puedo hacer algo no tengo ganas, y cuando no puedo, me apetece hacerlo. Espero que alguna vez se aunen las dos cosas, y ahora que tengo tiempo, tenga también ganas de dedicarle un poco más al blog, ¿esto viene a cuento?

Estoy harta de mí misma, pero no tengo más remedio que soportarme, sí, ya lo sé, también puedo intentar cambiar. Desvarío, es malo dormir poco.

Dentro de unas horas me voy, con mi escayola, a mi refugio de Jerez, espero que mi amigo Juan me "preste" su conexión a Internet, y también espero, porque me gustaría, tener ganas para dedicarme a visitaros.

Ese cuadro lo pinté hace muchos años, como hace tantísimo calor, al menos en Madrid, me pareció oportuno poner algo refrescante.

jueves, 10 de julio de 2008

Ni contigo, ni sin ti.

Llevo muchos días sin entrar en el blog, ni siquiera para ver los comentarios de mi anterior entrada, por una parte quería hacerlo, lo deseaba, pero la falta de ánimo me lo impedía.
Igual me pasaba con las visitas, quería y no era capaz.
Hablando últimamente con una amiga, que estaba también de bajón, le comentaba que no teníamos motivos para estar así, le decía, tenemos salud, libertad, podemos hacer casi todo lo que queremos, tal vez algún día echemos de menos estos momentos.
Pues eso me ha sucedido a mí.

El fin de semana pasado fui con unos amigos a un precioso pueblo de la sierra de Madrid, decidimos ir al río.
La zona más llana -al fondo de la primera foto- estaba llena de gente y optamos por ir a otra más tranquila pero más agreste, con árboles, hierba, arbustos y piedras, muchas piedras, tenía su encanto. Caminando de una piedra a otra, ¡zas!, caí al suelo, mejor dicho, al agua, apoyé la mano en una de las piedras y me rompí la muñeca.
Resultado, escayola para un montón de días.
La vaquita del puente nos seguía hacia la zona más tranquila, pero ella no fue la culpable.

Ahora pienso lo bien que estaba pudiéndome valer de las dos manos, y me doy cuenta de lo poco que apreciamos las cosas cuando las tenemos. Aunque voy a esforzarme en ver el lado positivo, que casi siempre lo hay, por suerte ha sido la mano izquierda, y yo soy diestra, podía haber sido peor.

Os doy un millón de gracias por vuestros ánimos y consejos en los comentarios de mi anterior entrada.

Amenazo con visitaros a todos, poco a poco, y no por obligación, ni por devolver la visita, realmente quiero y me apetece.

La idea de abandonar el blog para siempre no me gusta. Es como esos amores que, ni contigo ni sin ti.

Algunos de mis amigos tienen mucho sentido del humor, hoy llevaba yo un pañuelo azul turquesa haciendo de cabestrillo para sujetar el brazo y uno de ellos me ha cantado: "tengo una muñeca vestida de azul..."