Aunque no siempre es así, al menos en este caso.
Yo era, y sigo siendo, una enamorada de Praga, pero esta segunda visita a la ciudad me ha restado algo del encantamiento que tenía.
"Mi" Puente de Carlos ya no era el mismo, y aunque yo he cambiado, pues hace 12 ó 14 años que lo visité por primera vez, lo miré con los mismos ojos, los de dentro, los que no envejecen, y observé con tristeza que también había cambiado. Yo iba ilusionada a mi reencuentro con él y me encontré un puente abarrotado de gente, como el metro de Madrid en horas puntas, y además en obras, lleno de hierros y escombros.




Yo me resistía a irme de Praga con esta desilusión, así que, aprovechando mi insomnio, me levanté un día a las 6 de la mañana y, sin que nadie lo supiera, me fui yo sola a pasear por el puente.
Y entonces paseé por él a mis anchas, y saqué un montón de fotos como estas dos.
La música forma una parte importantísima de esta ciudad, está por todas partes, es una delicia.
Os dejo estos vídeos por si queréis verlos, son muy curiosos y cortitos, también los grabé en el Puente de Carlos.